viernes, 16 de noviembre de 2012

                                                                                                                    A mi hermana, Rocío Rivas Muriel
Un relato creíble  

Como todo el mundo me dice que no hago más que escribir relatos tristes y que tanta penuria no es creíble, he decidido escribir algo más animado, más realista o verosímil para no caer en desgracia con tanto pesimismo.
El día once de septiembre del año dos mil doce llamaron a la hija de mi vecina de una empresa de trabajo temporal para hacerle una entrevista, y nada más escucharla la contrataron para sustituir a la señora de la limpieza del portal, que se había caído de la escalera. Bueno, casi no se había hecho daño pero le dieron la baja enseguida con mucha alegría y consideración.
A la hija de mi vecina le ha cambiado la vida este contrato de diez horas y cuatrocientos cincuenta y dos euros con ochenta céntimos, que vienen a ser setenta y cinco mil pesetas, que no están nada mal. Pero lo más emocionante es que también le ha cambiado el destino, pues cuando estaba barriendo pasó por allí el hijo pequeño de los reyes de Dinamarca, el más apuesto, y se enamoró de ella perdidamente. La boda se celebrará este sábado en Copenhague y la empresa de limpieza ha puesto un autocar para el enlace. El encargado de la ETT, que le perdonó los quince dias, está invitado y llevará las arras.

                                                  Gloria Rivas Muriel (De Historias creíbles en otoño 2012)
                                                                     
 

viernes, 14 de septiembre de 2012



Querido blog, quiero combatir el tedio de los últimos viernes con música y poesía.
Te dejo aquí el poema "Casas"  que escribí en el año 2009 para el libro "La mano del mortero es de madera"                                                                                             

                                                                                  

                                                                                           Casas                                                                                                                                 

Hay casas con paredes como brazos
que abrazan de manera diferente
dentro de su habitable calidez.

Hay casas, como estados protectores,
que guardan mermelada en la despensa.
Crecen sobre el alféizar margaritas,
la flor de la metáfora más bella,
por la yema que lleva el alimento
a los pétalos cándidos y frágiles.
(Ya me lo habréis oído alguna vez.)
A veces, llegan niños a la puerta
y llaman con sus nudos encarnados.

La cúbica, aromática, cocina
trasciende su alimento sin reparos
más allá del hollín del cernidero.
Y al fondo del pasillo, a la derecha,
el sillón de don Jorge. Beatitud
de los platos, los vasos, la alacena,
las soperas de china, los tazones…
del olor de la leche muy caliente.
Que guardan mantequilla en la despensa.

Hay casas con ventanas junto al suelo,
como ojos abiertos a las nubes,
que se  cierran de noche por el sueño.
Tienen los dormitorios rezos laicos
que reparan, sin miedo a los infiernos,
libres, la arquitectura de las almas.
Que guardan chocolate en la despensa.

Las almas.
Esos trozos, supongo, de sustancia
que se nutren de leña de la casa,
y en verano, del fresco de la puerta.
Esa complicación que nos divide.
Ese arquitrabe gris que soportamos.

Hay casas con tejados de madera,
o de barro cocido, como suelos.
De tanto caminar por el pasillo
le ha nacido un imán a los cimientos
que se abraza a la planta de mis pies.

No me quiero marchar de sus abrazos
mientras guarden mi rico patrimonio.
                                                                                                               (Gloria Rivas Muriel de “La mano del mortero es de madera”)

viernes, 31 de agosto de 2012

YA ES VIERNES (RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS) TÍTULO: CIEN AÑOS DE SOLEDAD AUTOR: GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ He vuelto a Macondo. Regreso cada cierto tiempo por una extraña necesidad de reencontrarme con ellos, de sentarme en el granero donde Pilar Ternera leyó las cartas a José Arcadio antes de que les entrara a todos la peste del insomnio y olvidaran los nombres de las cosas y su utilidad. He ido al baile que organizó Úrsula Iguarán para estrenar la casa nueva, blanca como una paloma, y donde Rebeca y Amaranta conocieron a Pietro Crespi, desgracia de sus vidas, mientras él afinaba la pianola. Me he sentado con ellas a bordar en el corredor de las begonias y a mirar pasar la vida mientras llovía sobre la vegetación exagerada y las lombrices construían sus montículos de barro con la tierra húmeda del jardín. He escuchado los razonamientos políticos del coronel Aureliano Buendía y el tintineo constante de los pescaditos de oro que fabricaba en su taller. Asistí a los pregones del gitano Melquíades, que lleva a Macondo los últimos descubrimientos, ante la expectación de todos y la desconfianza de Úrsula, y distinguí a los diecisiete Aurelianos, hijos de coronel, por sus cruces de ceniza clavadas en sus frentes. Cada vez que voy a Macondo encuentro algo en lo que no había reparado antes, alguna situación o algún paisaje nuevos, algún gesto de amor aciago o un guiño desganado de soledad. Volveré a Macondo cuando pase un tiempo para sentarme en la mecedora de Fernanda del Carpio y hablar con ella de sus hijos, de su marido y, por supuesto, de Petra Cotes. Y os invito, gustosa, a venir conmigo. (Gloria Rivas Muriel)



                   
TÍTULO: CIEN AÑOS DE SOLEDAD
AUTOR: GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
                     
      He vuelto a Macondo. Regreso cada cierto tiempo por una extraña necesidad de reencontrarme con ellos, de sentarme en el granero donde Pilar Ternera leyó las cartas a José Arcadio antes de que les entrara a todos la peste del insomnio y olvidaran los nombres de las cosas y su utilidad.
He ido al baile que organizó Úrsula Iguarán para estrenar la casa nueva, blanca como una paloma, y donde Rebeca y Amaranta conocieron a Pietro Crespi, desgracia de sus vidas, mientras él afinaba la pianola.
Me he sentado con ellas a bordar en el corredor de las begonias y a mirar pasar la vida mientras llovía sobre la vegetación exagerada y las lombrices construían sus montículos de barro con la tierra húmeda del jardín.
He escuchado los razonamientos políticos del coronel Aureliano Buendía y el tintineo constante de los pescaditos de oro que fabricaba en su taller.
Asistí  a los pregones del gitano Melquíades, que lleva a Macondo los últimos descubrimientos, ante la expectación de todos y la desconfianza de Úrsula, y distinguí a los diecisiete Aurelianos, hijos de coronel, por sus cruces de ceniza clavadas en sus frentes.
Cada vez que voy a Macondo encuentro algo en lo que no había reparado antes, alguna situación o algún paisaje nuevos, algún gesto de amor aciago o un guiño desganado de soledad.
    Volveré a Macondo cuando pase un tiempo para sentarme en la mecedora de Fernanda del Carpio y hablar con ella de sus hijos, de su marido y, por supuesto, de Petra Cotes.
Y os invito, gustosa, a venir conmigo.

                                                          (Gloria Rivas Muriel)


viernes, 24 de agosto de 2012

Ya es viernes

Querido blog, ya es otra vez viernes y entro a dejarte un relato de mujeres afganas. Ya sabes lo que pienso en ellas, por eso me sirven de inspiración para denunciar su precaria situación de libertad o para difundir sus esfuerzos por lograr una vida digna. Algunos hombres, los menos, también aportan un poco de esperanza. A ellos va dedicado este relato que escribí en julio de este año.

LA JOVEN ESPOSA AFGANA
Soraya salió por fin de la casa de su padre para casarse con Khaled, su primo del alma, su alma gemela, en quien tenía puestas todas sus esperanzas de libertad.
Los invitados no podían ver tras la ventana del burka la sonrisa tranquila y confiada, la melena negra y brillante de puntas rizadas, ni el vestido rosa ribeteado de cristalitos azules y manga hasta el codo.
Su padre llegó con ella hasta Khaled y se la entregó.
-Trátala como se merece, es terca como lo era su madre.
-Así se hará, señor.
La fiesta duró hasta las once de la noche y los novios despidieron a su familia en el zaguán.
Khaled se volvió hacia su joven esposa, le quitó el burka y lo tiró al pozo. Sonó como una mariposa azul en abril.
Después cerró la puerta por dentro y le dio la llave.
-Toma, la llave de nuestra casa, para que entres y salgas cuando quieras. Larga vida para nosotros, Soraya.
-Larga vida, amor mío.

                                                                  (Gloria Rivas Muriel. De "Microrrelatos". Derechos reservados)

viernes, 13 de julio de 2012

Ya es viernes

Querido blog, ya es viernes. Viernes de dolor. Como los misterios.
Ya no hay misterios gozosos ni gloriosos, ya son todos dolorosos. Los del lunes, los del martes, los del miércoles...
Pero el misterio desvelado esta semana, como una caja de Pandora envenenada y podrida, como un castigo divino que cae al azar como siempre sobre los inocentes, este misterio, digo, es el más doloroso y deroga a los otros dos.
Ya te he dicho alguna vez, querido blog,  que esta modernidad trae sus particulares formas de esclavitud, sus mecanismos de miedo y su barbarie más cruel. Aporta esclavitud económica con su grillete de recibos bancarios inevitables, difunde su mecanismo de miedo con el mensaje de "todo puede ser peor si no obedeces" y atiza con su bárbaro látigo de dominio, que zurce como siempre en las piernas cansadas y sacrificadas de los más vulnerables, poniéndonos de rodillas en el reclinatorio de la culpabilidad.
Y lo que es peor: estos misterios dolorosos pueden engendrar daños irreparables porque se pueden manipular con facilidad para lograr un enfrentamiento civil de incontrolables consecuencias. No sería la primera vez. Por eso conviene saber en qué punto nos encontramos y tomar conciencia de que todos estamos en el mismo bando. Todos luchamos en el frente del sentido común, en la coalición que firmó una Constitución de libertades, una Declaración Universal de los Derechos Humanos, un Estatuto de los Trabajadores  y una serie de órdenes, decretos, reales decretos y otros avales que se han ido a la mierda en un misterio doloroso.
Te digo esto, querido blog, porque ayer, en mi facebook, vi una mecha encendida. Y ya sabes el pánico que me da el fuego.
Encontré en mi muro dos fotos unidas y con dos textos contrarios. A la izquierda, el general Franco con un pie de foto que decía que en plena depresión española y europea (1947), él había aprobado la paga extraordinaria del 18 de Julio. En la foto de la derecha Rajoy eliminando la paga de Navidad de los funcionarios. Una vergonzossa manipulación.
Una mecha encendida y peligrosa. Una mecha que prende fácilmente en los barbechos secos preparados para cosechas interesadamente nocivas. Una mecha que convienen apagar y no compartir porque no hay que hacer buenos a quienes no lo fueron, sino ganar otra vez  las batallas que nos hemos traído siempre entre manos y que pensábamos que no íbamos a perder, ahora, en el 2012, cuando el Estado en vez de proteger, agrede.
(Gloria Rivas Muriel)

viernes, 13 de abril de 2012

Ya es viernes (A Miguel Hernández)

Querido blog, hoy te traigo algo nuevo: un pequeño homenaje a Miguel Hernández. Me han llevado Maribel y Enrique a su huerto de Orihuela, al almendro de nata y a las aladas almas de las rosas. Y allí estaban también los enseres de su casa de tratante de ganado, con una cama despierta todavía y un pozo inquieto, pensando en su metáfora.
Te traigo, querido blog, unos versos con un mensaje expreso, ya sabes lo significativos que son para mí, y luego te llevo a facebook, ese magnífico portal donde nos sentamos de vez en cuando los amigos y vecinos, a tomar el fresco, a echar una parladita y a escuchar los discursos, lamentos y novedades de unos y otros como se ha hecho toda la vida desde que tenemos palabras y emociones.

Estrofas 5 y 10 de Nanas de la cebolla:

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
....................
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

EL SILBO DE AFIRMACION DE LA ALDEA
Alto soy de mirar a las palmeras
rudo de convivir con las montañas...
yo me vi bajo y blando en las aceras
de una ciudad espléndida de arañas.

ETERNA SOMBRA
Soy una abierta ventana que escucha,
por donde va tenebrosa la vida.
Pero hay un rayo de sol en la lucha
que siempre deja la sombra vencida.

                     (Miguel Hernández) 

domingo, 18 de marzo de 2012

Ya es domingo

Querido blog, no creas que me he olvidado de ti. Aquí estoy otra vez, acudiendo a tu llamada para contarte unas cositas de la literatura. Te voy a ofrecer hoy la reseña de un libro que leí hace unos años y que recomendé en su día en la revista Reflejos. No sé porqué me acordé ayer de él, ah sí, ya sé.. Bueno, el caso es que este libro me interesó mucho por la variedad de personajes para un mismo contenido. Ya me dirás qué te parece.

TÍTULO: "HIJAS DEL FRÍO"
(Relatos de escritoras nórdicas)
Antología prologada por Lourdes Ortiz

Lourdes Ortiz nos presenta, en un interesante prólogo, un libro de relatos que contiene cuatro generaciones de escritoras de cinco países fríos: Islandia, Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca. En total veinte relatos cortos de asuntos variados pero que comparten una prosa lírica y una naturaleza inevitablemente fría. Los relatos tratan de mujeres de campesinos sin tierra o trabajadoras de la industria textil que viven sus vidas, a lo largo del siglo XX, en los pueblos escasamente poblados del desconocido círculo polar ártico o en las bellas ciudades del norte de Europa.
Veinte escritoras nórdicas agrupadas en esta valiosa antología que, además del prólogo de Lourdes Ortiz, contiene un breve comentario literario introductorio de cada país y una, también breve, biografía de cada escritora.

viernes, 3 de febrero de 2012

Tarde de viernes


 Querido blog: aprovecho esta ociosa tarde de viernes, de frío viernes,  para hacerte un poquito de caso y traerte unas palabritas de calor. A ver si me acostumbro a que estás aquí, esperando palabras, como una pizarra limpia, como un cuaderno sin rayas que pide poesía, cartas, protestas o recetas de cocina....
Hoy te traigo lo primero. Vamos a airear versos.  
Versos para las niñas afganas, a las que tanto miro, especialmente en estos días tan fríos.

               (Para mi "niña afgana con reloj")

Hay ciudades del  mundo que sus calles
viven enfermas de melancolía,
sólo caminan hombres cabizbajos 
mezquinos carceleros de sus flores.

Algunas margaritas comen piedras
a la sombra del odio y del silencio,
y leves azucenas con semilla
paren con miedo de que sea una orquídea.

Hay ciudades que no son ni ciudad,
pues les falta un despacho de correos,
una escuela con mesa de maestra
y unas niñas que salten a la comba.

Hay ciudades que tienen por debajo
más censo que a la sombra de sus nubes;
un subsuelo de calcio aglomerado
muerto de miedo a la eternidad.

******
Hay ciudades del mundo que sus calles
viven enfermas de melancolía,
los hombres que caminan cabizbajos
arrastran sus cadenas de barbarie.

                                                                   
                                                                                  (De "La mano del mortero es de madera")