viernes, 24 de agosto de 2012

Ya es viernes

Querido blog, ya es otra vez viernes y entro a dejarte un relato de mujeres afganas. Ya sabes lo que pienso en ellas, por eso me sirven de inspiración para denunciar su precaria situación de libertad o para difundir sus esfuerzos por lograr una vida digna. Algunos hombres, los menos, también aportan un poco de esperanza. A ellos va dedicado este relato que escribí en julio de este año.

LA JOVEN ESPOSA AFGANA
Soraya salió por fin de la casa de su padre para casarse con Khaled, su primo del alma, su alma gemela, en quien tenía puestas todas sus esperanzas de libertad.
Los invitados no podían ver tras la ventana del burka la sonrisa tranquila y confiada, la melena negra y brillante de puntas rizadas, ni el vestido rosa ribeteado de cristalitos azules y manga hasta el codo.
Su padre llegó con ella hasta Khaled y se la entregó.
-Trátala como se merece, es terca como lo era su madre.
-Así se hará, señor.
La fiesta duró hasta las once de la noche y los novios despidieron a su familia en el zaguán.
Khaled se volvió hacia su joven esposa, le quitó el burka y lo tiró al pozo. Sonó como una mariposa azul en abril.
Después cerró la puerta por dentro y le dio la llave.
-Toma, la llave de nuestra casa, para que entres y salgas cuando quieras. Larga vida para nosotros, Soraya.
-Larga vida, amor mío.

                                                                  (Gloria Rivas Muriel. De "Microrrelatos". Derechos reservados)

8 comentarios:

  1. Delicioso, altamente recomendable para llevárselo, pero quede claro que sin apropiárselo porque tiene derechos reservados.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jaja...es que me han dicho que hay que poner eso.. queda mal??

      Eliminar
  2. Es precioso Gloria. Al leerte, ha sonreido incluso mi ordenador... porque lo último que se espera de un esposo afgano es que saque una mariposa azul de un oscuro pozo.

    Es un microrrelato esperanzador. No me extraña que lo protejas ;)

    ResponderEliminar
  3. Que grande hubiera sido Khaled, si delante de todos sus invitados, también del padre de Soraya y las posibles cámaras de televisión; hubiera arrancado el burka y, arrojándolo a los pies de ella, la hubiera invitado a pasear sobre él.

    Fuera el burka de todas las mujeres afganas y... también de algunas españolas.

    Comprensible es que reserves tus derechos, mujer amiga.

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias querido pastor por ese comentario tan alentador, también a ti te dedico este relato. No he olvidado que antes de que acabe el año volveré a vuestra casa. Te debo una oveja negra. Bussa bussa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Empuja amiga mía, empuja y entra, la puerta no está cerrada con llave (...)

      Eliminar