viernes, 1 de noviembre de 2013

Ya es viernes

Querida encina: ya es viernes otra vez. Y un viernes triste, romántico, frío. Por eso me acordé esta mañana de Emily Brontë y me puse a releer "Cumbres borrascosas". Y aquí estoy, muerta de frío, en la Granja de los Tordos, donde nadie es amable con nadie y sopla el viento nevado afuera. El señor Heathcliff trata con desdén a todos, se ve que ha sufrido mucho y guarda cierto resquemor a los que le rodean. De momento se me presenta como un ser egoísta, desconsiderado e irresponsable, pero no sé, es pronto para juzgarlo. Todavía no lo conozco bien y no quiero opinar de él de manera frívola.
Lo mismo me pasa con lo que vi anoche en el telediario, que no sé qué pensar.
No sé qué opinar de los diputados que salieron de estampida del hemiciclo antes de comprobar si el recuento de los votos que habían emitido se ajustaba a lo que habían votado. 
No me podía creer lo que estaba viendo. Primero pensé que era una emergencia. Que habían amenazado con una bomba o algo así. Después, al ver que se reían mucho, creí que era un boicot a alguna propuesta de ley. Pero cuando escuché al presentador explicar que sus señorías habían salido así, corriendo como niños poco aplicados que solo piensan en el recreo, porque se iban de puente, me sentí muy mal. 
Vi una granja de tordos casquivanos e irresponsables que se reían de mí y de mis vecinos en nuestras narices. Unos desconsiderados con sus votantes. Unos tirinenes que no me representan. No los conozco a todos y no quiero opinar de manera frívola, pero me sentí mal. Como el señor Lockwood, cuando lo mandaron a dormir a la cama de la habitación fantasmal y húmeda y tuvo aquellas pesadillas terroríficas. Aquellas pesadillas que resultaron ser la realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario