Querido blog, hoy ha empezado la primavera. La primavera literaria, ya verás.
Hoy tenía pensado, por la fecha que es, hablar de Irak. De Irak, del sinsentido de las guerras, del poder del miedo, del interés de los poderosos... pero mira, he cambiado de idea y voy a hablar de lo que tanto me gusta: el hecho literario. Al fin y al cabo la literatura es un arma cargada de futuro que aunque parezca mentira despierta conciencias dormidas, se queja de lo que duele y alivia los tediosos momentos de nuestro caminito.
Y es que Valladolid está de suerte. Hemos nacido "Los Perros del coloquio" un grupo bien majo de poetas y narradores que andaremos por las Ferias del Libro de esta primavera ofreciendo a la ciudad la parte más amable y más comprometida de la expresión del arte: la palabra escrita.
Quiero desde aquí decir a los lectores que nos busquen en la caseta del Ayuntamiento y en las de algunos libreros, donde firmaremos nuestros libros y donde ofreceremos los últimos ladridos o aullidos, la literatura más contemporánea, los temas que interesan al creador actual y las formas más novedosas. Ya sabes que vivimos por las palabras.
Y les dedico estos versos a mis compañer@s del coloquio:
Vivo por las palabras desde niña,
desde la hormiga y la santa infancia,
desde el mapa geográfico-político,
hasta hoy que lloré por una urna.
Vivo por las palabras de países.
Vivo por las palabras con semilla:
avena, trigo, sésamo y cebada;
las que hacen al hombre sedentario,
mientras trituran las mujeres de África.
La mano del mortero es de madera.
Las palabras deciden los niveles
de bilis del análisis de sangre;
los tejados de casas a dos aguas,
los éxodos masivos y los propios.
Tienen función poética, además.
Vivo por las palabras que me ponen
en alerta los cinco o seis sentidos;
por las que escucho y no me convencen,
por las que digo, por las que os escribo.
Vivo por unas más, por otras menos.
Me desvivo por ellas a diario,
desde que tengo uso de pensar;
me abrigan los pronombres, me conmueven
arcaduz, lapislázuli, buzón,
izquierda, azul, tizón, más que gerente.
Vivo por las que dije de rodillas,
para decirlas luego incorporada
a la cadena productiva y triste
donde engancho palabras de poetas:
libre, sueño, canción libre, cominos.
Me liberan del tedio del convenio,
y me ofrecen abierta la esperanza
del eslabón irreverente y justo.
Como los pétalos de la margarita:
todos equidistantes de su yema.
El léxico se debe al compromiso
tanto como a la acequia o al recuerdo,
mucho más que a los cisnes cuellilargos,
tanto como la hormiga a las cigarras.
Cantan para que pueda ella soñar.
Vivo por las palabras, pues les debo
la metáfora que no me domestica,
el ocio más rentable: la vía láctea,
las guindas que se aprietan en las ramas,
¿cómo hablaros, si no, de los rubíes?
(......)
Volveré a por palabras cuando acabe
estos versos que ordenan este caos.
Me estarán esperando las hormigas
cargadas con su grano de cebada.
La cigarra cantando. Como siempre.
(G. Rivas. 2009. De "La mano del mortero es de madera")
qué belleza, Gloria.Gracias
ResponderEliminarSiempre lo dije: hermoso, profundo y bueno.
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